domingo, 23 de febrero de 2014

Decidir y rectificar

Llevaba bastantes días "portándome bien" que traducido de LenguajeMisAmigos al español quiere decir sin emborracharme por las noches y sin drogarme para poder levantarme o conseguir dormir. Y esta semana he acabado con la buena racha.

El caso es que estaba todo un poco más controlado porque tenía ya decidido lo que quería para mi madre, mejor dicho, lo que (espero) querría ella para sí misma si lo pudiera decir. Había (he) decidido que se acababan las operaciones inútiles, los "experimentos" y los intentos vanos por conseguir algo que cada vez está más claro que no va a pasar. Acabar con lo que una amiga definió como ensañamiento terapéutico y que suena tan mal como es en realidad.
 Pero no es tan sencillo como parece, por un lado porque mientras exista la mínima posibilidad de que mi madre se despierte la obligación de los médicos es intentarlo por todos los medios y por otro lado porque yo estoy tomando la decisión por ella, que es algo que afecta a mucha más gente y que, aunque sepa que es lo que yo querría para mí, nunca estaré segura de decidir bien.
El "y si" es lo que peor llevo "¿y si pido que no la reanimen y al final se hubiera despertado?" "¿Y si es sólo la salida fácil?" Después de más de un mes, de consultar a la gente que me conoce bien, de charlar con el médico y alguna enfermera y de noches sin dormir, decidir que si volvía a tener una parada cardiorrespiratoria no se la reanimase ha sido lo más difícil que he hecho y a la vez lo que no he conseguido hacer porque llegado el momento nunca me he atrevido a firmarlo.

Resulta que ahora que me estaba haciendo a la idea, vienen de visita mi abuela, mis tíos y demás familia parisina a dar su opinión sobre cosas que ni saben ni quieren saber y pasan una semana visitando a mi madre diciendo lo que hay que hacer. Su intención es buena, pero el resultado de decirme " es que te has rendido, hay que seguir aunque sea duro" es que me den ganas de arrancarles la cabeza en ese mismo momento.
 Aún así consiguen hacer que me replantee todo lo que ya tenía claro diciendo cosas como "¿y no te vas a sentir responsable de que fallezca?" "Creo que tus hermanos van a pensar en el fondo que es culpa tuya y nunca te van a perdonar del todo" y la peor "a nosotros nos parece fatal y hay que tenerlo en cuenta porque también somos su familia"

Así que vuelvo al punto de partida con aún más dudas que al principio, con más cansancio, con menos perspectiva, con más ganas de llorar y menos de vivir. Con muchas ganas de gritarles a algunos en la cara que lo hagan ellos ya que lo tienen tan claro, que se pasen 10h hablándole o leyendo a alguien que ni siquiera te escucha. Que la próxima vez que haya que reanimarla estén delante y acaben vomitando de ansiedad, que sean ellos los que pasen las noches sin dormir y los que se jodan la vida chutandose cualquier cosa para poder levantarse de la cama cada mañana. En fin, que me gustaría decirles que se vayan a la mierda, aunque con que me dejaran en paz sería suficiente.

Sana como una manzana

Y hasta aquí las entradas que ya había publicado. Ahora serán todas nuevas aunque puede que me equivoque en el orden o las fechas.
He decidido llamar así el blog porque era la frase que siempre decía mi madre cuando le preguntábamos que tal estaba. Nunca contestó "mal" aunque no hiciera falta que lo dijera para darnos cuenta.

Debería 15/09/13

Ayer me dijeron "haz esto, es por tu bien" Así que al llegar a casa me paré a pensar y no se muy bien que cosas debería hacer. Supongo que será lo típico que se hace para cuidarse. Justo lo contrario a lo que hago últimamente. Ahí van unos cuantos debería:

Debería beber menos, comer mejor, fumar poco. Hago justo lo contrario.
Debería quererme más, dicen que es fácil.
Debería saber pedir ayuda, al menos reconocer que la necesito aunque pedirla sea más difícil.
Debería estar segura, ya a estas alturas, de con quien puedo hablar y con quien no y hacer fácil una conversación. 
Debería olvidarme de las drogas. Al menos de todas excepto la marihuana.
Debería aprender a recibir besos y abrazos
Debería ir al médico cuando lo necesito, en vez de retrasar lo inevitable por miedos infundados.
Debería aceptar que todo se acaba, que las cosas desparecen, que la gente que quieres se va y nunca vuelve. 
Debería poder hablar de las cosas importantes con mis amigos en vez de esquivar el tema.Confesarles por ejemplo que últimamente vomito casi todo lo que como
Debería olvidar ideas absurdas que a veces se me ocurren sobre hacerme daño o descuidar mi propia seguridad.
Debería creer de verdad que prácticamente todo tiene solución. Y si no la tiene ¿por qué preocuparse?
Debería saber expresar como me siento sin pensar que estoy haciendo el ridículo.
Debería tomar decisiones de las que no me arrepintiera toda la vida.
Debería poder dormir 6 horas seguidas. 

Anoche alguien me dijo que si elijo una de estas cosas cada día acabaré por hacerlo todo y me encontraré mejor. Quizá no intente hacer ninguna precisamente porque no me interesa "mi bien" si no que creo que me merezco lo malo porque en algún momento no supe estar a la altura. Puede que el primer "debería" tenga que ser intentar cambiar eso.

Un año

Esta entrada la escribí justo cuando había pasado un año desde que mi madre nos dijo que tenía cancer. Que año más rápido y más eterno al mismo tiempo (01/04/13)
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El 1 de abril de 2012 era domingo. Siempre domingo. Hoy hace justo un año desde que mi madre nos dijo a todos los hermanos, incluida a la pequeña, que tenía cáncer y que venían unos días complicados. Yo al poco tiempo lo conté aquí pero ese día no se lo dije a nadie. Ni siquiera a mis mejores amigos a los que vi esa misma tarde para tomar algo, no podía/sabía decir nada, ninguno de nosotros podía cuando mi madre soltó la bomba, así, cómo el que dice que tiene que ir a comprar pan. Su estilo habitual de quitar importancia a las cosas serias "Tendréis que hacer las cosas de la casa porque cuando me operen yo no voy a poder" y a otro tema "voy a por la ensalada" los demás mirábamos el plato, silencio absoluto, sin saber que hacer. Al rato vuelta a hablar de cosas sin importancia "aquí no ha pasado nada" pero desde ese día todo ha sido diferente. Cada uno lo hemos llevado a nuestra manera, intentando seguir adelante a pesar de las malas noticias, tratamientos que no funcionaban y la evidencia final de que lo único que podíamos hacer era esperar el peor desenlace posible lo más enteros que pudiéramos y poniendo buena cara.

Son cosas que pasan, dicen. Es cierto, pasan y no queda más remedio que aguantarse e intentar vivir con ello. Aunque haya temporadas, como la de ahora, en que me parezca imposible seguir adelante.

Domingo

(31/03/2013).  

Un domingo de cada dos (que es cuando mi padre libra) era el momento que teníamos para pasar el día todos juntos, sobre todo cuando éramos pequeños y no teníamos obligaciones el fin de semana. Ahora ya hemos dejado de hacerlo, pero por otros motivos más importantes que el trabajo o las obligaciones.

De entonces recuerdo la música (no consigo pensar en un solo día en el que no sonara música en mi casa) las noticias en la radio, pero sobre todo lo primero que se me viene a la cabeza es la imagen de cada uno en su cama, o invadiendo la de mis padres, con un libro. Daba igual que ese día hubiera que hacer limpieza, o que las tazas del café aún estuvieran en el fregadero. Desayuno y vuelta a la cama a leer. A veces nos intercambiábamos las habitaciones, o estábamos cuatro en la misma, otras los mayores les leíamos a los pequeños si aún no sabían y muchas, muchas mañanas mi padre le leía a mi madre.
Mis padres siempre han tenido gustos diferentes en cuanto a lectura se refiere, si mi padre adora Góngora, mi madre a García Lorca; cuando mi madre leía en francés mi padre disfrutaba con los autores griegos. Lo que sí tenían en común era comentar los párrafos que más les gustaban, leérselos el uno al otro, analizarlos, incluso discutir por el contenido o el significado de las frases. Mi padre es más clásico, para él existe la LITERATURA así, con mayúsculas, no le vale cualquier cosa y es toda una aventura comprarle un libro. Mi madre es distinta, tiene un abanico mucho más amplio, ha leído autores estadounidenses contemporáneos que le han entusiasmado (Zadie Smith, por ejemplo) pero del mismo modo le apasiona Galdós.
Así, supongo que con el paso de los años muchas visitas al rastro y gastando en eso en vez de en otras cosas, han ido llenando la casa de libros. Cada uno tenemos una estantería llena en nuestra
habitación, en la suya por supuesto, en el salón (con el espacio ganado al no tener tele ni sofá) en cualquier sitio de la casa puedes encontrar un libro.

 

Rellenando las baladas con dos filas de libros "porque ya no caben y a ver donde los metemos" estanterías donde luego es complicado encontrar algo concreto cuando lo necesitas, era un clásico lo de "mamaaaaa donde está El Lazarillo que me lo han pedido para el cole" y la respuesta indefinida "no lo se mira en la estantería de tu hermano que le vi el otro día con él" o las protestas de mi padre "me habéis cogido el Ovidio a ver que me llevo ahora en el taxi" Es cierto que el orden no está entre las virtudes de mi familia, qué le vamos a hacer...  

El caso es que ni siquiera se a que venía este post, porque al principio yo quería hablar de música y de los domingos, quería contar que la primera canción que recuerdo haber escuchado en mi casa en castellano (en inglés, francés o música clásica sí había oído) es "Esos locos bajitos" de Serrat, porque en eso también llevaba la batuta mi madre y podía escuchar en el mismo día a Serrat, Prince y Bach sin ningún problema. Seguramente yo ya había escuchado antes otras, pero se que recuerdo ésta como la primera porque me sorprendía que dijera "joder" en esa famosa frase "deja ya de JODER (uy) con la pelota" y yo como era una enana insoportable no entendía como a mi madre le podía gustar diciendo esa palabrota ( el tema de las palabrotas en mi casa daría para otra entrada y hasta para dos o tres) Y a esto venía el post. A decir que sí, que ya he entendido por qué le gustaba tanto, que hoy domingo la he oído en la radio por casualidad y no he podido evitar acordarme de todo esto y de muchas cosas más que no voy a dejar aquí escritas porque seguro que el teclado se estropea si se moja. 




Nada (06/03/13)

Estas cuatro paredes
ni una más.
Oigo la lluvia fuera,
la vida, el mundo que gira.
Nada
Tiempo detenido dentro
cortinas que me pegan la tristeza
sangre en su cabeza.
Puedo, necesito
escribir durante días
para no morir
aún
¿Vivir era esto?
Cuatro paredes al final
Nada más.

18



Entrada publicad el 09/02/1013 se llama 18 porque es el día del cumpleaños de mi madre que en esa fecha ya estaba conectada a un respirador.
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Respirar
Conseguirlo cada día
sin que duela demasiado.
Despacio, sin esperar
nada.
Tristeza dejando atrás
el no, la ira. La frustración.
Sin querer pensar
en mañana sin terminar
hoy.

Se acabó el tiempo
entre tubos respiradores,
medicamentos.
Sin ganas, como si no
quisiera irse.
Como si quisiera
sin que yo le deje.

Quédate un día más
solo hoy. Mañana
empezaremos de nuevo a
respirar

9 Diciembre 2012

Nos pasamos la vida tomando decisiones, pero nadie nos enseña a tomarlas. Desde pequeños nos obligan a elegir si preferimos ir a futbol o a piano, si somos de un equipo u otro, qué queremos ser de mayores  (cómo si lo que más nos interesara cuando tenemos 6 años es lo que haremos "cuando seamos mayores" ) Es tomando decisiones cómo nos vamos definiendo a medida que crecemos, elegimos si nos gusta el arte, el deporte o la mecánica y nuestra elección (propia o inducida por otros) hace que tomemos un camino determinado, que con ¡15! años decidamos si somos "de ciencias o de letras" y más tarde si haremos tal o cual carrera universitaria o si preferimos ponernos a trabajar.
Pero lo peor de las decisiones que tomamos en la infancia y la adolescencia es que en su mayor parte no son las nuestras sino las que creemos "normales", porque no nos enseñan en base a qué debemos elegir. Nadie quiere sentirse excluido "¿Eres un niño y no te gusta el fútbol? Que raro" O "no elijas danza que eso no tiene salida, hombre"
En el colegio nos hacen elejir constantemente: "matemáticas o lengua" biología o historia" Pero no nos dan las herramientas para tomar una buena decisión. ¿En base a qué elegimos? Pensando por ejemplo en futuras (e irreales) salidas profesionales o en lo más "sencillo" de aprobar. Se nos olvida lo principal, si nos sentiremos a gusto con nosotros mismos con la decisión que tomemos o si nos condicionará hacia una vida que quizá no habríamos elegido si nos hubieran planteado las opciones desde otro punto de vista

¿Qué debemos tener en cuenta para decidir algo importante? Y, ¿Qué tenemos en cuenta aunque no queramos? Cuándo decidimos, sin saberlo tenemos en cuenta la cultura en la que vivimos, la educación que nos han dado o nuestros valores. Lo que deberíamos valorar, no lo tengo muy claro, supongo que dependerá de la situación y el tipo de decisión que debamos tomar, pero sí creo que aunque nos demos cuenta a la larga de que nos habíamos equivocado debemos sentirnos bien con lo que elijamos, en lugar de tener en cuenta cosas como el dinero o la posición social.

Yo ahora tengo que tomar una decisión muy complicada, que afecta a una persona a la que quiero y que influirá directamente en su vida y para siempre. Pero lo que decida no afectará sólo a ella sino a toda la gente que está a su alrededor, a mí incluida, así que más me vale acertar. Lo que no tengo nada claro, y supongo que es por lo que he explicado antes de que nadie nos enseña a decidir, es qué tener en cuenta. No sé si decidir valorando lo que yo quiero, lo que quiere la persona, lo que me parece mejor para todos o simplemente lo menos arriesgado.

Al fin y al cabo, no se si alguien puede enseñarte a elegir porque lo que es bueno para uno no sirve para el de al lado y al revés. Quizá como se suele decir, hacerse adulto es ir tomando decisiones, aunque de la mayoría terminemos arrepintiendonos antes o después.

25 septiembre 2012

 Estimados Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre, Ana Mato y quien corresponda en materia de salud.

Mi nombre no es importante, soy una persona cualquiera con una vida estándar, una de los 40 millones que viven en España durante el gobierno del Partido Popular.
Les escribo desde la zona de espera de la UCI del hospital Ramón y Cajal, y no lo hago pensando en que ninguno de ustedes puedan o quieran hacer algo, sólo espero que tengan constancia de una situación real y sepan con este ejemplo concreto en qué desembocan lo que ustedes califican de pequeños ajustes.

Si empiezo por el principio diré que por azares de la vida hace 8 meses le detectaron a mi madre un cáncer de mama en un estado relativamente avanzado y desde entonces nuestra vida se ha convertido en una especie de gimkana de idas y venidas al hospital y tratamientos que no se cumplen.

Empezamos con las típicas pruebas de diagnóstico, que me consta alguno de ustedes conoce muy bien, sin notar ninguna deficiencia de atención y con la calma de ponernos en manos de los trabajadores de la sanidad pública, pero en este corto lapso de tiempo hemos pasado de pensar en las altas tasas de curación que tiene este tipo de cáncer, a saber que ahora estamos hablando de un estadio incurable y que es cuestión de días que se produzca el peor desenlace. Este cambio se debe únicamente a sus políticas en materia de salud, que suponen para los médicos elegir a quien pueden tratar y qué casos deben dejar pasar por falta de recursos para todos, porque desde que empezaron sus mal llamados ajustes los hospitales públicos se han ido convirtiendo en una pesadilla de tratamientos que no llegan y sanitarios a los que no se permite hacer su trabajo.

Según el médico que la trata, el cáncer de mi madre hubiera requerido sesiones semanales de quimioterapia para llegar así a un estado óptimo para realizar la operación. Pues bien, las sesiones se fueron espaciando en el tiempo, una vez a la semana se convirtió en una sesión cada 15 días y más tarde en sesión mensual.Cuando preguntamos el motivo por el que el tratamiento se espaciaba más de lo que nos habían recomendado, los médicos nos dijeron que se había recortado el presupuesto de los hospitales públicos y que intentaban que los tratamientos llegaran a todos los enfermos, lo que generaba largas listas de espera y que se incrementara el tiempo entre sesiones.

Al no cumplir los plazos establecidos la medicación tuvo un resultado prácticamente nulo, lo que supuso el empeoramiento de mi madre y la imposibilidad de realizar la operación planeada, y como es por todos conocido cuando una enfermedad de este tipo no recibe el tratamiento adecuado, en un breve periodo de tiempo se agrava considerablemente, lo que por otra parte también supone un gasto extra para el hospital. Así que tras varias pruebas, reuniones y análisis, los sanitarios se decidieron por un método más arriesgado, para intentar revertir una situación ya de por sí complicada. Como es lógico y ellos ya sabían fue imposible.  Han pasado 6 meses ya y el único tratamiento es ir evitando el dolor que pueda sufrir y esperar el fatal desenlace. En boca de su médico  " Hace 3 años no estaríamos en ésta situación. Sólo recibiendo las sesiones de quimioterapia necesarias se habría abierto un abanico de opciones, con unos resultados positivos. Hemos hecho todo lo posible, pero nos han limitado los recursos y a día de hoy tenemos que ser nosotros quienes decidimos a quien se le dan o no las sesiones" 
Como es normal cuando se carece de recursos para todos y hay que seleccionar a quien se le da un tratamiento, no se tiene en cuenta entre las opciones a personas que como mi madre tienen un estado tan avanzado, porque utilizar recursos en ellas reportaría muy poco beneficio y sí evitaría que gente con pronóstico menos grave pueda mejorar.

Desde varios sitios me han propuesto denunciar a Sanidad, al hospital o a quien corresponda, pero no tengo pensado hacerlo de momento. Lo que sí me gustaría es que ustedes tengan constancia y conozcan de primera mano lo que sucede en los hospitales públicos de la Comunidad de Madrid y que con éste ejemplo concreto que seguro le sucede a mucha gente, además de los datos de los que disponen sean capaces de explicar a todas las personas que pasan por esta situación que los ajustes en sanidad son imprescindibles, que es más importante pagar la deuda que financiar tratamientos médicos y que España necesita con más urgencia pagar 1.700 millones de euros en armamento en lugar de permitir a los sanitarios realizar su trabajo.


Si son ustedes capaces de justificar los recortes de presupuesto en sanidad sabiendo lo que supone, los ciudadanos sabremos a que atenernos con su gobierno, y si se dan cuenta de que los ajustes no son más que dejar de lado a una parte de la población, están a tiempo de rectificar.En cualquier caso  cuando salgamos de la crisis, siempre podrán explicar a todos los hijos, hermanos, padres y abuelos que han perdido a un familiar en este camino de recortes que era lo que había que hacer y que ustedes hicieron lo correcto.


Yo estos meses no he podido dormir, espero que ustedes sí. 







A los dos meses de decirnos que tenía cáncer mi madre nos comunicaba que no iba a tratarse con quimioterapia. Está claro, ahora con distancia, que sabía cosas que no quiso decirnos. Pero aún así el enfado me duró bastante tiempo. Entrada publicada el 18/06/2012
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Se supone que esto del blog es para hablar de cosas importantes y no para hacer un diario en plan quinceañera, pero como es imposible separar lo personal de nuestra propia visión del mundo creo que de vez en cuando no me queda otra que escribir sobre mí misma. Si os aburre siempre podéis pasar de leer esto y esperar a la siguiente entrada.

No se muy bien por qué la gente decide tener hijos. Si sé que yo siempre he querido estar rodeada de niños, será porque desde que tengo memoria en mi casa siempre he tenido con quien jugar o alguien con quien pelearme. Y aunque como todos, hemos tenido nuestros momentos malos, en general solo tengo recuerdos buenos de mi casa y mi familia.Nunca hemos sido de demasiado diálogo profundo, ni de tener conversaciones transcendentes sobre nuestros sentimientos, pero sí hemos estado juntos, nos hemos reído en la mesa, hemos hablado de ciencia, de arte, de política, seguimos aprendiendo los unos de los otros y alguna vez hemos jugado al fútbol en el salón
Mi madre nunca ha sido de dejarnos delante de la televisión o con alguien que no fuera muy muy cercano, pero sí era de llevaremos al parque toda la tarde, no enfadarse porque pintáramos con rotulador una pared o dejarnos que nos equivoquemos sin reprocharnoslo.En realidad, si yo aún no he tenido hijos (a parte de por dinero, como todos) es porque tengo miedo de no estar a la altura, como estuvo (está) mi madre conmigo, me enseñó a leer, a escribir en francés, a recitar poesías, hicimos manualidades, paseos... todo lo que a mí me gustaria hacer con mis hijos y no se sí sabré.

Por eso ahora que vienen momentos malos no entiendo que quiera dejarme tirada, a mí y a mis hermanos, no se por qué quiere rendirse sin plantar cara siquiera, sin pararse a pensar en lo que esto supone para nosotros. Puede que yo sea una egoísta por querer que mi madre esté con nosotros el máximo tiempo posible a costa de lo que sea, pero no puedo hacerme a la idea de que ella no quiera lo mismo. Supongo que tendrá sus motivos y que lleva mucho tiempo decidiéndolo, seguro, y sé que se siente fatal por no poder seguir haciendo vida normal,por pasarse el día en la cama, vomitar, o encontrarse siempre triste y de mal humor por los efectos de la quimioterapia. Yo misma me siento mal por verla así, pero sigo sin poder mirala a la cara despues de su decisión de no seguir con el tratamiento.

Yo no voy a poder seguir adelante cuando mi madre ya no esté, sé que no conseguiré superarlo, ya casi ni puedo respirar desde que se que esta enferma, le doy la murga a mis amigos que están hartos de escucharme, y me llevo mal con la gente que quiero porque no se explicar lo que me pasa. Tampoco sé muy bien como salir de esta situación, no se si hablarlo o callarme, ni si alguna justificación médica que alguien que lea esto me sepa decir, conseguirá que mi madre cambie de opinión, de hecho ni siquiera sé si quiero que cambie de idea por lo que yo le diga, porque entonces dejaría de ser la madre que conozco. Lo único que sé seguro es que necesito que se trate, que intente todo lo posible para salir de ésta, aunque al final no funcione. Necesito que me de ejemplo por última vez.

Así empezó todo

Con esta entrada empezó todo. La publiqué el 06/04/12 y es la primera que he encontrado sobre el tema.  Después de esta hubo muchas más todo se fue complicando, pero no adelanto nada más.
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Nunca en mi vida he estado tan asustada como ahora.
Siempre he tenido una vida relativamente fácil, con los problemas lógicos de cualquiera, pero nada demasiado importante. Y ahora, de repente, me encuentro con una situación que no se como manejar: Mi madre tiene cáncer.

Yo siempre habia visto el cáncer desde la preocupación lógica pero con la cierta distancia que seguramente nos envuelve a todos, pensando que no nos va a pasar a nosotros y que ojalá encuentren una cura, aunque por suerte a muchos no nos haga falta.Pero de repente es como si te dieran un puñetazo en la mandíbula, no sabes que decir ni como reaccionar, no sabes si preguntar sobre las pruebas o hablar de tonterías para que piense en otra cosa.No sabes si actuar como si no pasara nada o estar todo el dia encima y atenta.

Y lo peor es que no puedes hacer nada. Dice El Chojin en uno de sus temas "No todo es reversible, pero si no se puede arreglar, pues ya está" que viene a decir que no deberíamos preocuparnos por lo que no esta en nuestra mano solucionar, y esto por más que me pese, no está en mi mano.

De momento todo sigue una rara normalidad en casa, trabajo, moto, niños, colegio, pero por mucho que se esfuerce, sé que al final algo cambiará, porque es así, no somos distintos a nadie y es de sobra conocido por todos .
Tengo miedo de que mi madre no salga de ésta, claro, pero sobre todo tengo miedo de que cambie. De que deje de ser la que se compra una moto de 900cc a los 2 años de tener carnet, y pase a ser una señora asustada en el hospital, pendiente de médicos, análisis y pruebas, en vez de atenta de la música, el cine y la literatura.

Supongo que toda esa gente conocida que sale a decir que tiene cáncer, que esta animada y que va a luchar, lo dice porque no tiene mas remedio, porque no van a salir a decir que están asustados, que les da miedo no curarse, que les impresionan tanto las pruebas que no quieren ni hacérselas.
Los adultos, al contrario que los niños nunca decimos que tenemos miedo, que nos asusta que nuestra pareja nos deje, que nos echen del trabajo, o que haya un accidente y perder a la gente que queremos.

No lo decimos pero lo pensamos, nos lo tragamos y seguimos adelante, al menos, mientras podemos y no nos estalla en la cara.


"El virus del miedo" Ismael Serrano http://m.youtube.com/watch?v=d60mCviUjXI

Ya estaba todo escrito

He decidido empezar este blog cuando prácticamente todas las entradas ya las tengo escritas. Recuperaré las publicadas en otro sitio y algunas sacadas de papeles y cuadernos que he rellenado en el hospital porque aquí sólo hablaré de mi madre y de que tiene cáncer. Intentaré ordenarlo cronológicamente si me acuerdo de dónde va cada cosa y aunque no se si esto se considera terapia, desahogo o simplemente matar el aburrimiento, me valdrá al menos para saber que sigo aquí.